Muchos de los comerciantes que no atienden en sus puestos son vendedores ambulantes, asegura dirigente.
A seis meses de la pandemia de COVID-19 en el Perú, solo una tercera parte de los 602 puestos de venta del Mercado Ferrocarril de Chimbote está operativa, lo que significa que por lo menos cuatro centenares de comerciantes siguen sin ejercer la actividad económica que le da el sustento a sus familias.
La dura situación, indicó el presidente de la asociación de comerciantes de este mercado, Antonio Vásquez Pereda, ha provocado que muchos ahora se desempeñen como vendedores ambulantes.
“Por el cierre de los puestos la aglomeración se fue a la avenida Aviación, (…), y ahí la municipalidad no controla, sigue el desorden; inclusive los mismos trabajadores de acá están como ambulantes allá”, comentó.
El dirigente mencionó que la asociación ha solicitado a la Municipalidad Provincial del Santa permita a sus compañeros vender en sus puestos en lugar de hacerlo en las calles. Y espera que en octubre regresen a sus puestos.
LA CRISIS
Hace dos semanas el rubro ferretero del Mercado Ferrocarril, que está constituido por 250 puestos, reinició sus actividades con solo 40. Aunque es un paso más hacia la reactivación, aún es insuficiente.
El mercado tiene cuatro rubros: productos de pan llevar, compostura de calzado, compra y venta de fierros usados, y ferretería; más uno nuevo: hierbas.
El único giro que funcionó desde los primeros días de la cuarentena fue el de productos de pan llevar, por ser de primera necesidad, y con tan solo 14 puestos.
A pesar de las pocas ventas, en junio la asociación contrató a una empresa para que implemente los protocolos de bioseguridad y a partir de allí empezaron a activarse más rubros.
Los sectores de confección de zapatos y venta de ropa de seguridad empezaron a atender el 10 de agosto, y hace dos semanas hizo lo propio el sector ferretero. En total, a la fecha hay 200 puestos de venta en funcionamiento.
PROTOCOLO
Este mercado cumple con el distanciamiento social y los protocolos de salud establecidos por el Ministerio de Salud para frenar la propagación de la COVID-19, como no permitir la aglomeración de los clientes.
“Estamos trabajando con un aforo del 40 por ciento nada más; acá teníamos un ingreso diario de 2200 personas”, informó.
Vásquez Pereda manifestó que trabajan en coordinación con el área de Control Sanitario de la municipalidad provincial que fiscaliza la aglomeración y el aforo.
El centro de abastos cuenta desde hace un mes con un pequeño tópico atendido por una enfermera. También tiene un inspector municipal que supervisa el distanciamiento social. A cada persona que ingresa se le obliga a lavarse las manos y se le toma la temperatura. Incluso cuentan con un pulsioxímetro.
“Estamos cuidando al público que nos visita porque de eso depende nuestro trabajo”, manifestó.
El dato
El 6 de noviembre el mercado cumple 38 años de creación.
(Redacción El Ferrol)