Cuatro personas que viven del día a día opinan sobre el confinamiento que deberán acatar desde el 31 de enero. Algunos están en contra., otros a favor.

Del 31 de enero al 14 de febrero, Chimbote, como el resto de Áncash, estará en confinamiento total. Aunque el Ejecutivo ha aclarado que gran cantidad de actividades económicas seguirán operando, en la lista no figuran algunas actividades y los pequeños comerciantes ¿Qué opinan ellos de esta medida? ¿Están dispuestos a acatarla?     

El Ferrol conversó con algunas personas que se ganan la vida en las calles del centro de la ciudad y la mayoría, como era de esperarse, está en contra de paralizar el trabajo que les provee dinero para llevar comida a sus hogares.

“La enfermedad no me va a matar, sino el hambre”, dice doña Helena Sánchez Corzo, una vendedora de jugo de naranja que trabaja de 7 de la mañana a 2 de la tarde en la esquina de los jirones Leoncio Prado y Elías Aguirre. Ella estuvo más de siete meses “encerrada” y no quiere más.

“(…) Vivo del día a día y cuando me cierren de nuevo, ¿que será mi vida? No debe de ser así, el presidente (Sagasti) debe escuchar nuestros clamores, nuestros ruegos, debe tener compasión de nosotros, que vivimos día a día, que llevamos nuestro a pan a nuestra casa”, menciona.

Por su parte, Lelis Zelada Chávez, vendedora de periódicos y golosinas, afirma que con los 20 soles que gana al día no le alcanzará para que pueda alimentarse durante los 15 días del confinamiento.

“No tengo guardado; no tengo plata en el banco. Si no trabajo, no como. Soy una persona que tengo mi edad, enfermedades, mis hijos viven del día y tienen sus hogares, ¿cómo me van apoyar? Está muy mal lo que hacen; debería ser focalizado (el confinamiento) y con la ayuda del gobierno para poder estar en casa”, opina.

Doña Lelis, de 59 años, afirma que no ha recibido ningún bono, tampoco cuenta con un seguro de salud, ni pensión, ni objetos lujosos que empeñar o vender. Con tristeza dice que espera que Dios le dé una salida.

Una posición distinta tiene María Acustupa, una mujer cuzqueña que vende mascarillas y protectores faciales. Llegó a Chimbote de visita y se quedó debido a la cuarentena por la Covid-19. A pesar de ser una ambulante, asegura que se debe acatar la cuarentena y que todos deben poner de su parte.

“¿Qué vamos hacer? Nosotros día a día llevamos con esto (su trabajo) qué comer a la casa, pero también está nuestra salud. ¿Qué hacer? Entonces, hacer caso nomas. Ojalá que sea por poco tiempo. Si ponemos de nuestra parte para hacer la cuarentena, creo que podemos vencer esta enfermedad”, argumenta.

Doña María afirma que tendrá que ‘estirar’ su dinero para que alcance los 15 días de confinamiento. Trabaja todo el día y gana de 30 a 50 soles diarios. “Se gana para comer. A veces vendemos, a veces no. Con la bendición del Señor hemos tenido para comer”, menciona.

Una opinión similar tiene Julio Salinas Villanueva, lustrador de calzado por más de 50 años. “No vamos a poder trabajar pues, pero hay que cumplir, el gobierno pone las reglas. Tengo para poder comer nada más como 10 soles diarios”, estima.

Don Julio lustra zapatos desde los nueve años, su puesto está ubicado en la esquina de Manuel Ruiz y Ladislao Espinar. Afirma que desde el 1 de febrero él ya no saldrá a trabajar para obedecer lo que dispuso el gobierno, y por ese tiempo vivirá de sus pocos ahorros.

(Redacción El Ferrol)


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