Productores extranjeros y locales intercambiaron experiencias en la producción de maracuyá.
Veinticinco productores de maracuyá provenientes de Colombia visitaron el valle Santa Lacramarca, en la provincia del Santa, región Áncash, para intercambiar experiencias en el cultivo de esa fruta. Uno de los lugares escogidos fue la Cooperativa Apaes, situada en el anexo Cahuide, en el centro poblado Cascajal.
“La principal expectativa es conocer cómo ustedes cultivan en el desierto. Aquí son unas condiciones adversas y para nosotros es interesante ver cómo lo hacen ustedes y ver el mercado de agroindustria que tienen”, declaró Jaime Sánchez Aceldas, uno de los visitantes, al explicar el motivo de su viaje.
La comitiva colombiana llegó desde Meta, un departamento colombiano en el que se practica la agricultura y donde uno de sus principales cultivos es el maracuyá. A diferencia de los productores locales, que exportan la fruta de la pasión para jugo, ellos venden al extranjero maracuyá fresco.
Durante su visita a la Cooperativa Apaes, los colombianos recibieron una exposición sobre la historia y filosofía de esta institución, y la manera en que produce maracuyá. Los metenses realizaron varias preguntas de tipo técnico y, al final, ellos expusieron también su modo de cultivar.
Jaime Sánchez destacó que los agricultores del valle Santa Lacramarca y otros de la provincia del Santa hayan conseguido producir maracuyá en una geografía de clima seco y árido. Además, elogió la filosofía de la cooperativa Apaes que promueve la unidad como fortaleza para alcanzar metas altas.
“Felicitaciones porque la unión hace la fuerza y Latinoamerica, Perú, Colombia, Brasil… todos, si estamos unidos vamos a ser la potencia que merecemos ser que es potencia agrícola mundial. Ustedes ya están dando el ejemplo con la unión… han hecho un gran avance”, sentenció.
Lo productores arribaron a la provincia del Santa gracias a la empresa Passion Fruit. Además de Apaes visitaron los campos de maracuyá en el valle La Carbonera, en Nuevo Chimbote. Su viaje en Perú duró una semana.
(Redacción El Ferrol)