Comerciantes invaden jirones y avenidas generando desorden, inseguridad y suciedad.

 

Faltando horas para la celebración de la Navidad y una semana para Año Nuevo, el centro de Huaraz, capital de la región, luce caótica por obra de comerciantes ambulantes y formales que no dudaron en invadir las principales calles de la ciudad con su mercadería

Los comerciantes han tomado las avenidas: Luzuriaga, Tabariz y Fitzcarrald, así como los jirones de la mal llamada Exparada Quillcay: 13 de diciembre, Caraz, San Cristóbal, Hualcan y Huascarán.

En las avenidas los comerciantes que cuentan con un local han sacado sus productos a la calle y ocupan aproximadamente un metro de la vía pública, lo cual ocurre en los dos extremos de la vía, quedando así un espacio de 60 centímetros para el paso peatonal.

En tanto, en la exparada se vive un peligro latente ante alguna emergencia, pues los comerciantes optaron por cerrar las vías y ocupar tanto la pista como las veredas, dejando para el tránsito de las personas una franja de apenas 15 centímetros de ancho. También han levantado carpas de plástico.

En cuanto al ordenamiento municipal, en las zonas descritas —durante el tiempo que este medio estuvo presente— no se observó ni a uno solo de los policías municipales. Los agentes son 23, pero hasta hace dos días solo estaban laborando 10 porque se les debe sus salarios. Hoy no se apreció a ninguno.

El alcalde provincial Alberto Espinoza Cerrón había anunciado que los días 24 y 25 de diciembre se dejaría vender a los ambulantes en la exparada, como parte del Plan Navidad Segura, pero no se permitiría su presencia en las avenidas principales, algo que no ha podido cumplir.

A diferencia de otras gestiones, en la de este alcalde se ha podido observar más desorden y rebeldía por parte del comercio informal, pues jamás se vio que antes del 24 de diciembre se tomaran las calles.

CONSECUENCIAS

Las consecuencias de la invasión de las calles por los ambulantes son la congestión vehicular, las peleas entre ambulantes por acaparar puestos y los robos a los transeúntes.

Después de expender sus productos, los comerciantes dejan sucias las calles generando olores nauseabundos y mala imagen a los turistas que vienen por esta fecha a la ciudad.

 (Redacción El Ferrol)


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