Liliana Emilia Horna Oruna.
Estudiante de Derecho Ciclo IX - Universidad Privada Antenor Orrego

Mi padre es Hugo Horna Arias, nací y me crié en el campo. Fue él, un hombre dedicado a la agricultura, quien me educó con principios y valores. Desde pequeña, vi a mi padre trabajar, ser responsable y mostrar un pensamiento crítico frente a lo injusto y lo incorrecto, algo que siempre valoré mucho.

Desde muy niña, crecí escuchando a mi padre hablar apasionadamente sobre la importancia de la agricultura y sobre todo del Proyecto Especial Chinecas con bocatoma única compartida y reservorio en la quebrada La Huaca, siendo que, como presidente del Frente Agrario, siempre tuvo como principal lucha y prioridad este proyecto, ya que garantizaría los recursos hídricos suficientes para nuestro agro, especialmente en épocas de estiaje.

El Proyecto Especial Chinecas, hoy, con su propuesta nueva para el desarrollo de Áncash, a través de la formulación del perfil, aseguraría el riego constante de nuestras parcelas durante todo el año. “El río Santa es nuestro”, solía decir mi padre, subrayando la injusticia cuando el apoyo se daba más a Chavimochic que a Chinecas.

También quiero hacer énfasis en que se realizaron marchas y reuniones con autoridades, exponiendo nuestra propuesta de manera técnica. Fue mi padre que, gracias a su preparación y capacidad, demostró y fundamentó que la propuesta del proyecto que era viable. Fui testigo de que se firmaron compromisos de apoyo al sector agrario, pero como se dice: “el papel lo aguanta todo” y seguimos abandonados.

Nosotros, los agricultores, estamos olvidados por el Gobierno central y nuestras autoridades regionales, llevamos años en pie de lucha por la realización de nuestro proyecto, enfrentando solo indiferencia y sin resultados favorables, promesas por parte de nuestras autoridades, quienes se olvidan de que tienen un compromiso muy importante y urgente que cumplir con nuestro sector agrario.

Hoy, el legado de mi padre sigue vivo en mí, sus enseñanzas y su ejemplo me motivan a seguir luchando por un futuro más justo para el agro. Quienes nos gobiernan, no conocen la realidad de mis hermanos agricultores, quienes desde muy temprano comienzan sus labores y hacen un gran esfuerzo para cultivar sus productos agrícolas. Los abonos e insecticidas están caros y existe incertidumbre sobre si ganarán o perderán al momento de la cosecha, manteniéndolos en la pobreza. Este es el problema de los precios de los productos: están bajos y afectan totalmente al productor. Pero, a pesar de todo, siguen cultivando porque tienen una familia que sustentar y porque “el gobierno no les va a mantener.” Esta problemática afecta a todo el ámbito nacional.

Se preguntan ¿por qué los agricultores hacen paros agrarios? ¿No se dan cuenta de que hay un abandono del Estado? ¿Cómo quieren o esperan que reaccionen? Cuando quieren dialogar, se les cierran las puertas, y cuando supuestamente se llega al diálogo, los representantes que envían no pueden tomar decisiones. Los que asumen la cartera del Ministerio de Agricultura no saben de la realidad de la agricultura peruana. No están preparados, nunca han cultivado ninguna planta porque están en una oficina y no van al campo, no conocen esta problemática. No hay sostenibilidad, tampoco hay una política inclusiva donde se consideren las necesidades de los agricultores, donde se hagan escuchar sus propuestas.

Es lamentable que muchos de nuestros campos de cultivo estén en blanco o en barbecho, porque el agricultor ya no tiene financiamiento para seguir produciendo. Existe una falta de créditos blandos para continuar con los sembríos. Esto afecta también a las grandes ciudades. ¿Se dan cuenta de que se debe valorar al campesino? Él es fundamental. Sin él, no habría con qué alimentarnos. Pero no se valora su esfuerzo y sacrificio. No recibe un pago justo por sus productos, por lo que debe haber una política nacional agraria que ayude a obtener buenas cosechas y precios justos.

Hermanos agricultores, en esta fecha del Día del Campesino les diría que, como mujer rural, como hija de un agricultor, les digo que siempre debemos salir a reclamar nuestros derechos, que nuestra voz se haga escuchar. Debemos ponernos en pie de lucha frente a tanto abuso y debemos exigir más apoyo al sector agrario. En nuestra región Áncash, tenemos a nuestro río Santa que es el diamante de la región y debemos darle utilidad a sus aguas que se pierden en el mar, con el ansiado proyecto emblemático de Chinecas que beneficiará a todos, al sector agrario y a la ciudadanía. Un llamado a la unidad. “El que no exige sus derechos no tiene dignidad,” decía mi padre Hugo y lo seguiremos diciendo desde nuestros valles de Santa y Lacramarca.

Chimbote, 20 de junio 2024


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